El Tarot es ciencia, arte y religión. Está adscrito a la “Tradición Iniciática”, que es el tronco desde donde provienen todas las religiones.
Según el conocimiento transmitido de generación en generación y de labio a oído, Enoch, padre de Matusalén y patriarca bíblico del Antiguo Testamento, se guiaba por las gráficas del Tarot. También se cuenta que, más recientemente, hace dos mil años, los discípulos de Cristo, Santiago y Felipe, también tenían conocimiento de esta ciencia-religión. Durante la Edad Media, los Templarios, fueron grandes sabios que, dentro su mística, tenían el conocimiento del tarot en toda su profundidad. En la época contemporánea, hay muchas asociaciones, hermandades e instituciones que se guían por el tarot.
El Tarot ayuda a entender los procesos de las personas, a hacer mejores elecciones de vida, a aclarar dudas de toda naturaleza, a cambiar el “switch”. En el ámbito psicológico, el tarot es un gran develador del subconsciente de las personas, lo oculto al ojo humano. El subconsciente, lo no develado, se hace patente a la luz de la lectura de las cartas del tarot. Por otro lado, suele ser una herramienta importante en cuanto a la predicción.